*Mientras en el salón*
— ¿Dónde vais? -preguntó Dani
— Luego volvemos -dijeron David y Nerea mientras salían por la puerta.
— No han respondido a mi pregunta.
— Nos hemos dado cuenta -dijo Blas riendo.
— Que gracioso -dijo Dani tirandole un cojín, pero se apartó y le dio a Álvaro.
— ¡Oye! -se quejó
— Lo siento, no era para ti -se disculpó.
— Parecéis críos, en serio -dijo Álvaro- ¿Qué imagen le estaréis dando a la pobre chica? -refriéndose a Cinthia.
— Pues la mejor ¿verdad? -dijo Dani pasando su brazo por el cuello de Cinthia.
*En algún lugar de la ciudad*
— ¿Dónde vamos? -le preguntó Nerea a David.
— Ya lo verás -dijo entrelazando su mano con la suya, para después darle un beso en la comisura de los labios, mientras paseaban por el parque en el que siempre quedábamos Nerea y yo.
Después de andar como unos diez minutos mas, llegaron a su destino.
— ¿Te gusta? -le preguntó David a Nerea.
— Si, pero… ¿dónde estamos? Nunca había estado aquí.
— Este es el laberinto de las rosas.
— ¿El laberinto de las rosas?
— Sí, así se llama. Lo descubrí hace unas semanas y me prometí que la próxima vez que viniera sería contigo.
— Me encanta, es precioso.
— Será nuestro lugar especial, ¿Qué te parece?
— Genial -quedaron frente a frente, David colocó sus manos en la cintura de Nerea, ésta, pasó sus manos por su cuello y se besaron dulcemente.
Pasaron el resto de la tarde juntos, solo existían ellos dos, sin preocupaciones, pero no sabían que alguien les había estado espiando todo el tiempo.
*En la cocina del piso*
— Verás yo …
— ¿Tú….?
Cogió aire y me contestó.
— Olvídalo ¿vale? No era mi mejor día y bueno, se me cruzaron los cables.
— Per -no me dejó terminar
— Lo siento, de verdad , siento todo lo que te dije y como te he tratado estos días.
— De acuerdo, no pasa nada -dije no muy convencida.
— ¿Todo olvidado?
— Olvidado.
Sabía que me estaba mintiendo, se lo notaba, pero no quería insistir, no me gustaba estar mal con él, así que cuanto antes olvidemos este tema mejor.
jueves, 20 de junio de 2013
domingo, 2 de junio de 2013
Capitulo 25: Nueva inquilina
— Gracias por dejar que me quedé a vivir con vosotras.
— No hay ningún problema, las amigas de Nerea son mis amigas.
La verdad es que Cinthia, la nueva compañera de trabajo era muy maja y por supuesto que no me importaba que se quedará a vivir con nosotras.
— Oye, ¿hoy van a venir los chicos, no? -me preguntó Nerea.
— Si -dije no con mucha ilusión y me dejé caer en el sillón.
— Ey! ¿Qué te pasa? -me preguntó Nerea
— Es que… no he hablado con Carlos desde lo que paso en casa de Blas y…
— ¿Y no quieres verle, no?
— No es que no quiera verle… es que…. No se que voy a hacer cuando le vea.
— Bueno, yo te aconsejaría pero no se la situación -intervino Cinthia
Nerea le explicó todo lo que paso la semana pasada en la casa de Blas.
— Yo creo que lo mejor es que le plantes cara y que te explique las cosas.
— Pero es que no me quiere decir nada -suspiré- ya lo intenté y cambió de tema.
— Pues vuelve a intentarlo.
Horas más tarde…
Nerea y yo estábamos ayudando a Cinthia a ordenar las cosas en su nueva habitación cuando el timbre sonó.
— Ahí están -dijo Nerea saliendo de la habitación.
— ¿Estás bien? -me preguntó Cinthia.
— Estoy un poco nerviosa.
— Todo va a salir bien, ya lo verás.
Salimos de la habitación y bajamos al salón, Nerea ya había abierto la puerta y los chicos ya estaban allí, y ella estaba al lado de David, quien tenia su brazado por el cuello de Nerea.
— Encantada -y saludó a cada uno con dos besos.
— Es mi nueva compañera en la tienda -aclaró Nerea - y nuestra nueva compañera de piso.
Estábamos hablando cuando Cinthia me hizo una seña, yo ya sabía a lo que se refería, era el momento de aclarar las cosas con Carlos.
— ¿Carlos podemos hablar? -llamé su atención y todos pusieron su mirada en mi - a solas.
— Claro -dijo seco levantándose.
Nos fuimos a la cocina para que nadie nos molestará.
— ¿De que quieres hablar?
— El otro día en casa de Blas nos quedamos con la conversación a medias.
— Para mi esta acabada.
— Pues para mi no y quiero que aclaremos esto de una vez.
— Es que no hay nada que aclarar.
— Si, si que hay y muchas cosas -me quedé unos segundos en silencio y luego volví a hablar- ¿Por qué te molestó el beso con Dani?
— Estoy cansado del mismo tema.
— Pues cuanto antes me respondas, antes dejaremos el tema -me miró- ¿tanto de cuesta contestarme?
— Joder es que…
— ¿Es que…?
— Verás yo …
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