Mi madre llegó tarde del trabajo así que al final Nerea y yo tuvimos que comer solas.
Cuando estábamos recogiendo la mesa llamaron a la puerta fui a abrir, y….
— ¿Qué haces aquí? -grito Nerea detrás de mi
— Si tu no vienes a verme tendré que venir yo -dijo el chico entrando en mi casa
— Entiende que no quiero verte que para mi ya estas olvidado -le dijo Nerea
— Cariño, perdóname de verdad yo te quiero -le dijo el chico
— Ya claro, por eso te acostase con Rebeca cuando aún estabas conmigo ¿no? -le dijo Nerea intentando no llorar
— Eso fue un error, yo no quería… -le dijo el chico
— Me da igual lo que me digas ahora nada va a cambiar lo que pasó, así que vete, sal de mi vida, porque no quiero que formes parte de ella -le dijo Nerea llorando.
— Nerea yo…-dijo el chico pero Nerea le cortó
— Pablo por favor, vete y no vuelvas más -le dijo Nerea y dicho esto Pablo se fue y Nerea se derrumbó en el sillón llorando.
Yo fui corriendo a su lado.
— Tranquila pequeña, ya verás como todo sale bien, no llores -la dije abrazándola
— Gracias Fani- me dijo devolviéndome el abrazo.
Pasados unos minutos las dos no quedamos dormidas en el sillón estábamos muy cansadas, hoy había sido un día agotador.
Escuché una voz, abrí los ojos y vi de frente a mi madre.
— Cariño, es muy tarde, Nerea tiene que irse ya -me dijo
— ¿Qué? Pero si son las cuatro de la tarde -la dije yo despertándome
— No, son las ocho y media, os habéis quedado dormidas -me dijo mi madre - anda levántate y acompaña a Nerea a su casa.
Desperté a Nerea, recogió sus cosas y salimos de mi casa y pusimos rumbo a su casa.
— Hoy a sido un día agotador- me dijo
— La verdad es que sí, espero que mañana sea un día mas tranquilo -la dije
— Yo también lo espero -me dijo
Pasemos el camino hablando y casi sin darnos cuenta ya estábamos en su casa.
— Hasta mañana peque -le dije abrazándola
— Mañana quedamos y organizamos todo, que cada vez quedan menos días -me dijo
Yo asentí y sonreí, me despedí de ella, y cuando entró en su bloque yo empecé a caminar para volver a mi casa.